Sorrento, la ciudad de las sirenas, es una ciudad con una rica historia y llena de mitos. Esta condición la ha convertido en un destino conocido desde la época del grand tour. Todavía conserva su encanto y la atmósfera que la dio a conocer en el mundo entero. Hoy en día, Sorrento es un destino ideal para aquellos que buscan unas vacaciones con belleza natural y glamour a la vez: por un lado encontrarán plazas y calles estrechas donde disfrutar del ambiente nocturno, por otro, la alta costa que se asoma al mar, las playas y los senderos de montaña con unas vistas panorámicas impresionantes.
Una explosión de colores, escaleras y callejones que conducen al azul del mar. Positano es la perla de la costa Amalfitana, cuna del glamour y la elegancia desde que en los años 60 Jackie Kennedy recorriera con entusiasmo sus estrechas calles.
Amalfi es una de las repúblicas marítimas más antiguas y todavía conserva su encanto, conjuga la autenticidad de un pueblo de pescadores con la elegancia de calles y plazas que se asoman al mar. El símbolo de Amalfi es, sin lugar a dudas, la imponente catedral de San Andrés.
Ravello es el recibidor de la costa Amalfitana, dominando el paisaje desde arriba con sus jardines sobre el mar. Durante siglos ha sido el destino vacacional de intelectuales europeos y viajeros atraídos por su belleza y la tranquilidad de sus pueblos, como Villa Cimbrone y Villa Rufolo. Hoy en día sigue siendo un destino obligatorio para melómanos, gracias al Ravello Festival que se celebra cada año en Villa Rufolo.
En la isla de Capri el glamour y la naturaleza se dan la mano, una belleza perfecta se mire por donde se mire: las playas y los acantilados se asoman al mar, la Piazetta rebosa vida en los días de verano y los tranquilos senderos de montaña desembocan en el cristalino mar. La excursión a Capri es ideal para aquellos que quieran sorprenderse y volver a casa con recuerdos llenos de glamour, naturaleza e historia.
Ischia, la isla más grande del golfo, es famosa en el mundo entero por sus termas y su exuberante vegetación. Por este motivo se denomina también la isla verde. Los paseos por las calles de los pueblos de la isla, con un paisaje que cambia constantemente, son una experiencia cautivadora. El símbolo de la isla es el castillo aragonés, edificado en una pequeña isla rocosa.
Junto a Pompeya, Herculano es la prueba más importante y tangible de la dominación romana en la Campania. Antes de ser sepultada por la erupción del Vesubio, atesoraba numerosas villas romanas, cuyo esplendor todavía podemos apreciar gracias a los frescos y a los objetos que han ido resurgiendo de las ruinas a lo largo de los años.
La visita a Pompeya es un viaje al pasado, a la atmósfera de una rica ciudad romana, que es lo que fue hasta que la erupción del Vesubio en el año 79 d. C. Visitar sus casas y villas, recorrer las calles llenas de tiendas, burdeles y plazas o permanecer en medio del gran anfiteatro ofrece a los visitantes la emoción única de imaginar y vivir el glorioso pasado de esta ciudad romana.
La excursión al Vesubio es una experiencia única: siguiendo el camino hasta el cráter se puede disfrutar de unas vistas increíbles del mar y las ciudades y, a la vez, observar cómo va cambiando la montaña a medida que se alcanza la cima. Una vez en la cumbre, podrá sentir todo el poder y la majestuosidad del lugar.
La ciudad de Nápoles es un museo al aire libre, un laberinto de callejuelas, pasajes, plazas e iglesias con un encanto especial y único. Los paseos por Nápoles nos dejan embriagados por los distintos olores, sonidos y sabores. El centro histórico con sus negocios de pesebres y artesanía, las pizzerías y los mercados a lo largo del camino, las calles comerciales, los edificios históricos y las iglesias… Todo conduce al mar, justo en el centro del golfo y cerca de los castillos que dominan el paisaje.
Un día no es suficiente, pero le bastará para hacerse una idea de la belleza de Roma con paradas en los lugares más importantes y representativos de la ciudad eterna: de Villa Borghese a los barrios de la orilla del Tíber, del Coliseo al Foro Imperial, del castillo de Sant’Angelo a la plaza de San Pedro.